sábado, 29 de septiembre de 2007

CASADAS

Realmente para mí fue una pesadilla una época en la que la gente, sobretodo de mi pueblo, me hacía la eterna pregunta de ¿Y tú cuándo te casas?. Que normalmente te la hacían en las bodas, y yo me ponía de una mala leche¡¡ Sobretodo porque realmente me quería casar o algo parecido, o eso pensaba yo entonces, con el chico que me robó o compartió o no sé bien qué…muchos años de mi vida. No sé si quería casarme con él porque quería compartir el resto de mi vida (amén) o para que dejasen de preguntarme. Por lo primero, seguro, que yo entonces creía en el amor para toda la vida. Pero realmente me angustiaba la preguntita.


Hoy me da igual y por las borderías que empecé a responder hace ya tiempo, ya nadie se atreve a preguntarme. Ni mi madre, la pobre, que me da por perdida.
Pero me joden las casadas orgullosas de estarlo. Sí, las tías estas que te dicen con toda la mala leche: pobrecita, desgraciada, que estás sola, solterona, nadie te quiere, nadie te aguanta, te vas a morir sola,…y esas cosas. Y si tienen niños es mucho peor, porque eso ya es el no va más. Y si son celosas y no te tienen confianza, porque el marido te mira, o te sonríe, o te invita a una cerveza…ni te cuento las barbaridades que dicen. Porque yo por el hecho de no tener pareja soy la bruja, la puta, que quiere acostarse con todos. Hay que joderse¡


Y es que ellas están casadas. Y pertenecen al grupo de casadas, A la asociación de casadas. Y son la hostia. Se sienten realizadas por haber contraído matrimonio. Da igual si son felices, si están hasta el coño del marido, si él es un hijo de puta y pasa de ella, da igual si tienen un orgasmo o ninguno, si echan un polvo a la semana por cumplir con el sábado sabadete y ni se enteran, si se sienten atrapadas en la casa con los niños, la comida, las camas y esperando a que llegue el hombre de la casa borracho sin ganas de cenar, da igual si él no se da cuenta de si ella fue a la peluquería y se puso las mechas, o si se compró un tanga nuevo, o si tiene los ojos hinchados de llorar. Da igual si son felices o no.
Están casadas y punto. Y tienen un hombre con el que pelearse, con el que follar si el canal 47 les pone, con el que ir a las bodas y a las fiestas familiares, con el que compartir gastos, al que contarle que la vecina del quinto se tira al del tercero B, del que quejarse en los corrillos vecinales porque ronca y tira los calzoncillos al suelo.
Y yo no voy a ser frívola y decir que yo quiero estar sola y que no quiero un hombre en mi vida y que los tíos son todos unos cabrones, y que estoy en la gloria así, y que es lo que quiero. No. Para nada. Eso es mentira.

Porque yo realmente quiero a un tipo al lado, en mi casa o en la suya, en la nuestra, al que contarle el asco de día que tuve, que me ayude a cambiar las bombillas, que tengo vértigo, que me abra las latas de mermelada, que yo no tengo fuerza, al que abrazarme cada noche, con o sin frío, que me diga “no tengas miedo” cuando lo tenga, que me asegure que todo saldrá bien cuando algo va mal, que me susurre “te quiero” queriéndome, que me “haga el amor” o me folle según me dé el punto romántico o salvaje, con el que ir a pasear por la playa en luna llena, con el que ver una peli los domingos coraje con resaca y con lluvia, que me haga un masaje si me duele la espalda y si no me duele, que me lleve en coche al trabajo cuando me asalta la fobia en el puente sobre el río Odiel, que me diga guapa cuando me siento fea, que me peine cuando estoy medio dormida, que me aguante la cabeza cuando vomito, que llore conmigo cuando las lágrimas sean inevitables, en el que apoyarme cuando me da la lumbalgia mala, que me bese con pasión, con cariño, con ternura, que me acaricie, que me agarre, que me arrope, que me sorprenda con una cena con velas aunque esté fría la sopa, quemado el cordero y caliente el vino, que despierte a mi lado cuando yo despierte, que me espere con la luz encendida y me sonría al verme, que me abrace cuando llegue a casa sin fuerzas, que siembre flores en primavera, que se emborrache conmigo en una fiesta, que me desnude en la escalera, que me suba si me quedo dormida en el sofá, que me enjabone en la ducha, que me seduzca, que me quiera, que muera por mí, que piense en mí, que me escriba mensajitos a media mañana en el curro cuando me duermo en una reunión, que me ame, que me adore… Y que yo sienta lo mismo, lo mismo, exactamente lo mismo que él.

Me ha pasado. Y es maravillosa la sensación. La recuerdo y me pone los pelos de punta. Pero me resulta tan difícil mantener eso en el tiempo. Por mí, por él, porque sí,…porque el amor viene y se va de pronto sin avisar y te deja temblando y sin saber qué hacer, pensando que la vida termina ahí, en ese mismo momento y que más allá no hay nada, y cagándote en el amor, en la dependencia emocional que te crea enamorarte, y `preguntándote qué pasó sin haber pasado nada, y quién tiene la culpa sin culpables, y queriendo recuperar lo perdido.
Y yo quiero sentirme enamorada y vivir todo eso que ya sentí y que es la hostia. No quiero menos, no quiero conformarme con otra cosa, no quiero un amor que no me dé taquicardias, que no me levante del sitio, que no me lleve al éxtasis, que no me mantenga en vilo, que no me haga perder la cabeza, que no me haga dejarlo todo, que no me saque mil sonrisas al día, que no me haga perder el miedo, que no me haga cantar en la ducha, que no me haga escuchar música sin música,…

Y si no tengo eso…no quiero vivir con nadie porque sí, porque me tocó, porque la vida es así, porque el invierno es frío, porque en Navidad te sientes sola, y sin Navidad a veces también, porque es mi marido, porque no es tan malo, porque puede ser peor, porque me da seguridad,…
Si no siento eso, voy a seguir buscando. Enamorarme. Que el desamor hasta ahora siempre me ha compensado. Que amar tan apasionadamente es lo mejor de todo. Y el desamor siempre fue doloroso, y triste, y amargo, y desolador,… pero cicatrizó pronto y bien. Y me dejó buenos recuerdos que hoy me hacen sonreír al recordarlo.

Y mientras tanto, mientras encuentro una de mis medias naranjas, que tengo más de una, que las mitades no son únicas en mi caso, mientras camino por los naranjos de medio mundo, mientras,…en el viaje por la huerta, encuentro naranjas que no encajan del todo, que se aferran a otra media que igual es la suya o igual no, que son distintas a mi mitad, o demasiado iguales para encajar, que son de otra variedad, que son clementinas, blancas, navel,…incluso pomelos y limones que parecen que encajan pero amargan al final,…encuentro naranjas dulces, naranjas sin madurar, naranjas podridas, naranjas solas y en grupo, en el suelo, en los árboles, naranjas mexicanas, valencianas…
Y sigo andando,…pero me paro en las dulces y bebo su jugo y derramo el mío, que igual hasta encontrar otra de donde beber pasa mucho tiempo, y este camino es muy largo y hay muchas naranjas en la huerta que merecen la pena que paremos un rato, que nos conozcamos, que juguemos.
La naranja es mi fruta preferida. El naranja es mi color.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno entrar en el blog después de la niña chica¡
Qué falta me hacía el color después de tanta letra y tanta puta en los títulos¡
Qué curioso el echarte de menos y ahora sentirte tan cerca aunque no lo estés¡ Pero estás aquí.
He pensado en tí y en tu musa cuando me lié con las naranjas y las mitades.
Es muy hermoso descubrir que mitades tan lejanas se encuentren un día y formen esa naranja tan perfecta que formais vosotros.
Un beso a los dos. Os quiero mucho

Anónimo dijo...

Cómo quieres que te quiera si el que quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera? O algo así...

No se si viene mucho a cuento pero... cariño, quièn no quiere algo así en su vida, por muy baboso que pueda ser para otras?

En resumen:

yo la Patiño con mis años de noviazgo, que al principio fueron lo que tu redactas. Que despues de algunos años de matrimonio, por la iglesia por supuesto, y dos benditos enanos sacandome de quicio a cada momento, podrías pensar que mi vida es pura rutina pero creeme, ahora es otra etapa, ahora todavía me tiemblan las piernas cuando mi coraje se me acerca tontito, cuando me toca, cuando me mira, cuando me dice "kele a pápa?"...

Por eso, creo que desear algo tan perfecto, aun estando en tu derecho, no sea lo correcto. Que las cosas surgen, pasan y... cambian y es ahí cuando tienes que reaccionar y cambiar y adaptarte y por supueso, disfrutarlo.

Ya ves, te lo digo yo, la Patiño. Con to el genio y la mala leche que tengo. Pero es que el Coraje...
Coño que lo quier mucho!

Y adios ya que me estoy liando.

Besos guapa.

Anónimo dijo...

En estos tiempos que corren el mito del alma gemela cayó. Si hablara desde la más sensata autonomía emocional me haría alejarme del amor adolescente donde se proyectan toda clase de fantasías y bonanzas. No sé si lo consigo esto pues intento acercarme al pax de dos naranjas enteritas, pero muy unidas eso sí. Leyendo tu texto me acordé del aforismo que siempre llamó mi atención de “dos palomas atadas por una pata suman cuatro alas pero no pueden volar”. Mejor un te elijo porque te quiero que porque te necesito, ¿no? Muy agradecida por tu muestra de cariño. Ya sabes que es mutuo.

Anónimo dijo...

Pues yo si volviese a nacer volvería a encontrar a mi "Aguela" sin buscarla.

(la frase no es mia).

Anónimo dijo...

Qué romántico !!!! pio, pío, pío... ah,... no! que las palomitas sólo hacen ruídos guturales...jopetas!!!
Que sí, que lo de antes que he escrito es teoría, que sí, que soy una mitad como todos... pero felizmente pegada a otra mitad!

Anónimo dijo...

Qué larga la entrada de Casadas¡
No sé de donde sacas el tiempo para escribir, pero me gusta mucho cuando lo haces mirando hacia adentro.

Anónimo dijo...

Por cierto,las ilustraciones son excelentes. No te enfades nunca con el ilustrador

Anónimo dijo...

Te contaré una historia que leí hace tiempo en Internet y que estoy seguro que te vas a identificar al leer:

"Dicen que eso del amor es una reacción química que se genera en nuestro cerebro y que libera una serie de sustancias que nos ponen la cara de “gilipollas” que se nos queda.
Por otro lado creo que eso de que haya alguien para ti es poco generoso. Hay muchos hombres para muchas personas. Ahora las parejas se divorcian más, las rupturas son más habituales. Pues entonces ¡Que rulennnnnnnnnnn¡

El amor tiene sus fases y cuando acaban han de volver a empezar.
Resulta que un día conoces a alguien que te parece simpático. Lo vas viendo asiduamente. Un día al cine, otro a cenar, otro a pasear y así va pasando el tiempo. Él sale en todas tus conversaciones. Hablas de amigos, el está ahí; hablas de animales, él está ahí; hablas de compresas y seguro que él aparece en la conversación. ¿será porque te hace volar y te enseña a que huelen las nubes?
Todas las canciones te recuerdan a él. Hasta el Dragostea, que no sabes que dice, pero seguro que habla de vosotros. Entonces llega el día en que el asunto pasa a mayores. Un besito por aquí, un abracito por allá, ahora te meto mano por aquí, ahora te meto por allá… Una cosa lleva a la otra y lo tienes en la cama. ¿QUE HACES??
Que mono es al principio. No tiene defectos. Tiene unos kilitos de más pero eso a ti te gusta; parece un oso, pero mejor, asi no pasas frio; ronca, y qué? Si yo duermo como un tronco. Que bonito!!!! Que romántico!!!!
Luego llega la normalidad. Él forma ya parte de tu vida. Voy de compras, con él; voy a depilarme, con él; voy a estudiar, con él. Da igual que el tenga trabajo, cosas que hacer o incluso quiera estar solo.
Poco a poco empiezan a surgir los pequeños problemas y pequeñas disputas. Que si siempre eliges tu, que si siempre elijo yo, que si tu encima, yo abajo… Una bronca lleva a otra. Ya esos pequeños defectillos empiezan a joderte. Lo pones a dieta, lo llevas contigo a depilarte pero tambien lo depilan a él y ya no quieres dormir con el porque da calor y el colchon tiembla por los ronquidos y no por lo que debiera ser. Total que, de pronto, estas hasta el coño del tio ese q está a tu lado y decides dejarlo"... (sigue, pero es muy largo)

Esto es la vida real. No quiero deprimirte, pero es esto. Tú te quedas con los principios que son estupendos y se te olvidan los finales. O no?
Un beso, guapa

Anónimo dijo...

No sé por qué empecé a escribir por las casadas y terminé horas después con las medias naranjas.

¿Quién sabe si las medias naranjas existen? ¿Y cómo reconoces si es la tuya? ¿Te suena una campana de "te ha tocado el premio"? Y si no es así y te equivocas, ¿te sale al desilusionarte "sigue buscando"?
¿y si la reconoces dentro de 10 años cuando vas con tu marido y tus dos niños a Ikea?
Sin duda, es un mito. Yo, como "la agüela" prefiero las naranjas enteras por si a mi media la exprimieron hace tiempo pa hacerse un zumo.
Menos mal que me dió por liarme con las naranjas y no con las peras y manzanas como a la Botella.

Pero bueno...reconozco, una vez pasada hace tiempo la etapa adolescente, que la vida real es otra. Justo la que tú cuentas en la historia que me ha gustado tanto y que es tan desoladora.

Pero de vez en cuando me da por escribir sobre estas cosas. Un ramalazo adolescente? Un ron más de la cuenta? No sé...ni tengo intención de averiguar el por qué hago las cosas. Pa eso están los psicólogos.
Ahí queda

Anónimo dijo...

¿Casarse qué es?

El problema no es la pareja. El verdadero meollo de la cuestión está en la convivencia.
Dicen que el roce hace el cariño, pero lo cierto es que hay otro dicho popular que reza "donde hay confianza da asco", incluso aseguran que del amor al odio hay un paso.
Odias a tus hermanos cuando vives con ellos, a tus padres, a tus compañeros de piso, a tus cuñados y descendencia que llegan a visitarte, pero por otra parte los amas.
Los sentimientos humanos son difíciles de entender. En cada momento nos apetece una cosa diferente pero echamos de menos todo aquello que perdemos.
Convivir en pareja, con amigos, con familiares, con cualquier otro ser humano que, de vez en cuando, invade nuestro territorio (lease sofá, nevera, cuarto de baño, etc...) se llega a hacer duro en ocasiones, pero hay otras cosas. Muchas cosas que quizá no se puedan explicar ni aquí, ni hoy.

Paciencia, tolerancia, comprensión, confianza... eso es el amor. Sea casándose o permaneciendo soltero.

Yo no he pasado por vicaría. No he firmado nada, no me hace falta.

Anónimo dijo...

Un amigo mío dijo resumiendo:
Mi mujer me quiere, me tiro un péo y me aguanta... (eso es amor).
Es que me da vergüenza firmar esto.

Anónimo dijo...

No sé si será un buen momento para definir el amor pero... tú sabes mejor que much@s que es algo maravilloso.
Llámase novio, amante, media naranja, marido, sexo ... en el fondo todo es lo mismo. Mi amor es mi media naranja y mi amante, y mi marido (sin serlo), pero es mi amor y es mío (como dice la Patiño).
Tienes suerte de vivir ese principio de amor una y otra vez, así floreces continuamente, aunque no te voy a negar que la otra parte que describes de convivencia es muy bonita (que es la que yo vivo, a pesar de muchas cosas).
El amor de tu vida llegará, pero cuando tú quieras, pues ahora se ve que aunque lo anheles de vez en cuando, no lo deseas tanto, pues a lo mejor no crees en él. Ya llegará cuando tu quieras, mientras tanto: disfruta, renace, florece con cada amor y... sobre todo: sigue escribiendo.
Un besazo para tí, ¡guapa¡

Anónimo dijo...

Para mí ya esto de llegar a casa y encender el ordenador y picar en favoritos lajoquey.blogspot.com es un hábito.
Pero me da rabia si no hay una entrada nueva. Necesito capítulo por día. Por favor¡

Anónimo dijo...

Qué exigente.
Bastante tenemos con que sea gratis y de calidad como para venir exigiendo...
Espontaneidad y paciencia, no forcemos la máquina.

Anónimo dijo...

La Casada Infiel


Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por díez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver,
ella, sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy,
como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Chafan dijo...

qué bueno, me encantó encontrarme un relato así. Creo que tienes toda la razón del mundo, o al menos, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Estamos en ello. Saludos.

Anónimo dijo...

Fantástica página. Qué bien escribes

Jora dijo...

Me fascinó la publicación. Describis a una mujer que sin duda sería un placer conocer! (Es un elogio, no un chamullo)

Lamento haber encontrado este blog tan tarde....

Mis saludos señirita Nina, fue un placer leerte!