martes, 26 de junio de 2007

EL RODABALLO QUE SE COMIÓ A LA NIÑA CHICA

Cuentan las malas lenguas que la niña chica estuvo a punto de ser devorada por un rodaballo de kilo y medio, a 6 euros el kilo, y que se salvó gracias a la abuela, que se cargó al rodaballo antes de que terminase con su niña, y gracias a una hermana de Pocholo, que pagó los 90 euros para que a la abuela no se le atragantase y muriese también víctima del pobre rodaballo. Qué coño pobre el rodaballo¡¡ 90 euros¡¡ Muchas mujeres se venden más barato¡ Y muchos hombres también¡

Eso dicen. Pero claro…el que lo cuenta, el innombrable, el agresor de la hostelería,… olvidó contar que él también casi fue devorado por una dorada. Ejercicios de memoria para todos¡¡ El pescado también es bueno para la memoria. Y en El Rompido es más barato.

ALAMEDA TERAPÉUTICA

La Alameda, a pesar de su fama, es terapéutica.

Me relaja pasear por allí, la gente que la frecuenta, la cervecita en el Corto Maltés, donde el camarero canta tangos regular pero con muchas ganas, los hippies con los cueros, los perros acompañando a sus dueños para que no se pierdan, los carteles de “Prohibido el uso de estupefacientes” encima de las cabezas de los que los consumen, la gente esperando a coger mesa en Casa Paco, las cafeteras del Habanilla, los hermanos del dueño, las chicas comiéndose los morros, los calzoncillos de los chicos con los pantalones a medio culo, las raftas, las locas leyendo el shangay, los artistas enseñando su arte, las pulseras de los peruanos, las tostadas de pan de bollo, de chapata, integrales, las casas antiguas, las reformadas, la del Gon, el Sirena, el Bosque animado, el Fun Club, las distintas culturas, los gyntonics en el Hércules, los kioscos, la gente que te mira, la que no te mira, las litronas compartidas, los guiris, las putas, las que no lo parecen y lo son más y les divierte, los besos, los abrazos, los domingos por la mañana donde comparten sitio los madrugadores con sus cafés y los trasnochadores con sus cubatas, donde se mezcla niñez, adolescencia, adultez, las lecturas al sol, los sofás promiscuos en los bares, los servicios unisex, los conciertos cubanos, la música alternativa, la diversidad,…

Me encanta, me anima, me divierte, me hace sentirme viva,…

Sólo hay dos cosas en este momento que me joden la terapia: el Coto Matamoros, que ha decidido salir de Trainspotting a la vez que yo, y los vecinos que no se dan cuenta de que la casa de Trainspotting ya no está, que las plantas en el porche significa que ha cobrado vida, y que la vitrocerámica ya se usa para hacer comidas. Como debe ser. Que hubiera terminado poniendo una habitación en la cocina y una barbacoa en el patio.
Señores, lo del Coto lo superaré. En cuanto a la casa: “Cerrado por Derribo”. Pero ya andamos en construcción. No muy deprisa, que se nos cae encima¡¡

domingo, 17 de junio de 2007

LA CASA DE TRAINSPOTTING

En la casa de Trainspotting no se puede escribir historias, porque nunca pasa nada.


Pasan muchas cosas sin que pase ninguna, pasa mucho tiempo sin haberlo vivido, pasa y pasa la vida y no te das cuenta de que pasa.


En la casa de Trainspotting no hace calor ni frío, ni brilla el sol ni llueve, porque siempre está todo cerrado, y porque la luz es siempre de la misma bombilla.


Y sólo se vuelve importante lo menos importante, y la vida social es casi nula,y la gente normal se vuelve extraña, y las conversaciones son siempre la misma, y la gente no se mira a los ojos, y las preguntas no tienen respuestas.


En la casa de Trainspotting los ceniceros siempre están llenos, y siempre hay mucho vidrio que reciclar, y mucho plástico, y la gente tiene los ojos rojos y la boca seca, y no hay comida, y nadie la echa de menos.


En la casa de Trainspotting las noches se unen con los días, y no terminan nunca, y la puerta está abierta, sólo tienes que girar el pomo y abrir. Y es muy difícil girar el pomo. Con lo fácil que parece.


En la casa de Trainspotting llega la gente contenta, pero se va triste, vacía, sin un duro, sin fuerzas, sin ánimos.


Hay que salir de la casa de Trainspotting ya. Porque si no no nos vamos a morir en ella.


Y la gente que ha salido dicen que ahí fuera hay sol, y luz natural, y el viento te mueve el pelo, y la gente sonríe y se mira a los ojos, y se besa, y pasan historias y muchas son buenas. Y dicen que hay mar, y plantas, y risas, y cosas que hacer... Dicen.


En la casa de Trainspotting no se puede escribir historias, porque nunca pasa nada.

jueves, 14 de junio de 2007

EL PREDICTOR

No hay duda. Suelen está embarazada.
No se veía muy bien las 2 rayas, pero es cierto que ni siquiera tenía 1 falta.
Al final su marido no se lo tomo tan mal. Le ha hecho una ilusión que no esperábamos nadie. Ni siquiera él.
Yo me alegré mucho, sólo porque realmente Suelen lo deseaba tanto...¡¡¡ Hasta le he cedido el nombre de Candela.
Pero bueno. Sé que pierdo una compañera de juergas. La cerveza y el whisky en el embarazo no es recomendable. Ella no lo tenía claro y se metió el sábado en el Google y tecleó “embarazo y alcohol”. Y esperaba la ilusa que dijese que es buenísimo una Cruzcampo para el feto. Miró hasta la última página. Y no encontró lo que buscaba.
Sin duda, Cruzcampo pierde su mejor cliente.

martes, 12 de junio de 2007

LOS VIEJOS ROQUEROS NUNCA MUEREN

Muchas felicidades al vocalista y principal compositor de la banda sonora de este blog, que es también parte importante de la banda sonora de nuestras vidas, ya que vamos detrás de él de concierto en concierto.
Y no sé si es porque ya nos sabemos las canciones, o porque se están sintiendo más cómodos en el escenario, o porque se divierten más (todos menos Rafa), o porque los fans le gritan y le aplauden, y eso da más seguridad, o porque…qué coño¡, en el escenario se aprende mucho… pero cada vez suenan mejor.
Así que, decida lo que decida Europa FM…, seguís siendo Jóvenes en la Onda, a pesar de los treinta y diez tacos que cumple hoy el vocalista.
Muchas felicidades¡¡¡ (Por partida doble)




lunes, 11 de junio de 2007

MANÍAS

Siempre he tenido muchas manías. Desde chica. Recuerdo que me daba vergüenza reconocerlas. Pero había un chico que tenía casi las mismas que yo, y me llamaba mucho la atención y me embobaba en él y él en mí y nos sentíamos cómplices en algunos momentos, descubridores malvados de debilidades en otros y descubiertos en todos los demás. Era una sensación extraña.


Una de ellas era patética. Yo iba andando tan tranquila y de repente daba un salto, me agachaba y tocaba el suelo con una mano. No sé explicarlo. No sé por qué me dio por eso en vez de morderme las uñas como todo el mundo. Pero no importa mucho como empezó ni como terminó, menos mal¡, porque ponía en evidencia a todo el que fuera al lado mío.

Lo cierto es que yo creía, que si no hacía eso en ese momento determinado, me moriría o algo así. Siempre he tenido un miedo atroz a la muerte, aun sin tener factores de riesgo, que hoy los tengo, y sobre todo a la muerte súbita, de un infarto, en un accidente de tráfico. Me paraliza sólo el pensarlo.

La manía que recuerdo con más fuerza, quizás porque me duró mucho tiempo, era rezar, mira tú por donde¡, las contradicciones de la vida. Yo que no quería hacer la comunión por si Dios aparecía y se daba cuenta de que no creía en é¡. Siempre las contradicciones me han acompañado en todo momento. Pues eso, que me dio por rezar cada noche al acostarme.

Primero rezaba un Padre Nuestro y un Ave María para que no me pasara nada y no me muriese. Siempre la muerte¡ Después lo amplié a dos, creo que fue en un achaque de mi abuelo, al que adoraba y aun adoro al recordarlo. Y luego, no sé por qué, empecé a rezar por mis padres, mis hermanos, amigos y por mil historias que no recuerdo bien: porque yo sea feliz, porque no se muera fulanito, porque a menganito le guste yo,… yo qué sé¡¡

Lo cierto es que me encontré un día con 50 Padre Nuestros y 50 Ave Marías, y me llevaba más de una hora rezando, muerta de sueño, que me quería morir aun rezando para no morirme, e incluso juro que lloraba por la penitencia que yo misma me había impuesto. Estaba segura que si se me olvidaba rezar por alguien, segurísimo se moría esa misma noche. Es más, yo odiaba con todas mis fuerzas el hecho de que me viniese la regla, y un día que no recé me vino. Eso pensé entonces, harta de rezos que ya no sabía por donde iba. Ahora pensó que recé también por ello y que me vino la regla porque tocaba. Pero entonces no lo sabía y fue como un presagio. Una cosa¡¡¡

Otra de las manías, no sé si la más estúpida, era que si me pegaban una hostia, un pisotón, un puñetazo, un beso, una caricia,… en algún sitio, tenían que darme otro en la otra mitad del cuerpo. Si era en la mejilla derecha, pues en el izquierda. Y así con todo. Y si no te pegaban, que era lo normal, pues me daba yo hasta sentir el mismo dolor o sensación que en el otro hemisferio.


Muchas más en mi colección de manías: contar escalones y losas, ponerme bizca, decir “hasta mañana si Dios quiere” y tener mis hermanos que contestarme con las mismas palabras, beberme un vaso de agua en X tragos, ni uno más ni uno menos, hacer las cosas en un tiempo determinado y exacto, como por ejemplo tardar 12 minutos en llegar desde la parada de autobús hasta el Instituto, o mirar el reloj a las 12:57 y contar hasta que marque las 12:58 sin que te sobre ni un puto segundo,…en fin…esas cosas que son absurdas pero que te obsesionan tanto que te pasas mucho tiempo de tu vida haciéndolas para no morirte. Porque si no te mueres¡ Seguro que sí. Manda cojones¡¡¡

Porque no son obsesiones del tipo de levantarme de la cama para comprobar otra vez que el gas está cerrado o la estufa apagada o la puerta cerrada, o ver si has cerrado el coche o si has puesto el despertador. No, no, no,…Porque eso tiene un sentido, es inseguridad por algo que tienes que hacer y dudas si has hecho. Eso tiene un por qué. Pero decir, pensar: si no me pongo bizca me pasa algo malo, o si no doy 100 pasos de aquí al banco aquel, iguales todos, (que siempre te haces trampas) se muere tu padre,….pues en fin…te crea una angustia importante, porque además piensas que se muere por tu culpa, por no calcular bien los pasos¡


Por suerte no me queda casi ninguna de esas manías. Y el miedo a la muerte se ha vuelto más lejano aun siendo ésta mucho más cercana y probable que antes. Ahora me dicen los que están cerca de mí: si sigues fumando, excediéndote, si no duermes, si no comes, si no haces deporte, si no te cuidas,… vas a enfermar, te vas a morir.

Y yo paso, porque me resulta más fácil pasar, y pienso “si me pongo bizca, y si doy 17 pasos de mi casa hasta el bar, y si me bebo una botella de Barceló en 8 copas de balón, y me fumo un porro en 15 caladas, y si me hago todas la rayas iguales, y si parto todas las pastillas en partes iguales, y si logro adelgazar 3 kilos con 400 kilogramos en una semana, y si me llevo 72 horas sin dormir, y si encima rezo 2 Padres nuestros y dos Ave Marías….entones….Entonces no me muero”.

Y entonces sí me sirven todas las obsesiones y manías que tenía de pequeña.

jueves, 7 de junio de 2007

DE NIÑA A MUJER


La niña pija se sienta en su mesa, rodeada de sus flores de plástico de colores que ensalzan su belleza. Se lima sus uñas mirándolas con orgullo. Se da forma a los bucles de su precioso cabello. Coge su móvil y comienza a caminar por el pasillo mientras habla con su Brando. Y al pasar por la puerta de cristal, en vez de chocarse, como de costumbre, se ve reflejada, y se da cuenta de que ya no es una niña. Hoy cumple 30 años. Cuelga el teléfono a Brando sin despedirse. Y entonces empieza una nueva vida.

Ya no va los fines de semana a Río, si no es de Janeiro. Ya no va al gym, hace la gimnasia en su cama cada noche con un hombre distinto. Ya no tiene vergüenza, la perdió entre las sábanas. Ya no dice “jo” ni “jolines”, dice “joder” y “su puta madre”. Ya no usa la lima para limar sus uñas, usa espaldas sudorosas de placer. Ya no se bucla el pelo y lo recoge con pasadores de plata, lo lleva al viento y le ayuda a volar. Ya no se pone el arnés a juego con las deportivas, ya no necesita arnés para subir más alto y ver al resto del mundo.

Ya no espera nada de Brando, ni espera una boda ni una niña preciosa para ponerle vestiditos. Y entonces, al olvidarse de sus sueños, empieza a soñar, y a vivir los sueños despierta, y todo le sorprende, y todo le hace reir, y se da cuenta de que el mundo a los 30 no se acaba, y que es más joven que antes, y más guapa, y más divertida,…y más feliz.

Y no sabía la niña que la vida puede empezar a los 30.

Felicidades, guapa¡¡