sábado, 14 de abril de 2007

POCHOLO

Éste pertenece a una familia que a lo largo de este blog describiré en su totalidad. Pero con pausa.
Son 9 hermanos. A cual más complicado. Encontrarte con ellos todos juntos es una pesadilla. Es como estar en un escenario. Pero tú eres sólo un extra. Cualquiera de ellos te anula. Te vuelve invisible. Te quedas sin conversación. Eres un cero a la izquierda. No vales un duro. Eres una mierda. No existes.
Son centro de atención dondequiera que estén.
Pocholo es uno de los más fáciles. Empezaré por él.

Es Pocholo. El Martínez-Bordiu. El de la mochila. El de Ibiza. Un poquito menos histérico, pero físicamente, es él. Hippy, hippy, hippy. Con capacho incluido. En él puedes encontrar de todo.


Yo me enamoré de él antes de conocerlo. Por una foto. Ya ves qué romántico¡
El primer día que lo conocí, hace ya 2 primaveras (yo siempre me enamoro en primavera), ya me metió mano. Así, sin mirarme siquiera.

No es nada personal. Él le mete mano a todo el mundo, hasta a las hermanas. Es un poco incestuoso, pero de buen rollo. No es pecado, no hay remordimientos, no hay mala fe. La confianza filial que se dispara de vez en cuando. No pasa nada.

Pues eso. Que me cogió una teta a la media hora de llegar. Como el que coge un cojín. Como si estuviera la teta allí sola y no fuera de nadie. Y él ni me miró. Seguía hablando con los demás como si nadie se diese cuenta. Pero todo el mundo se dio cuenta. Y se reía. Y él pensaba que se reían de sus gracias. Y todos pensaban: “qué sobeo le está dando a ésta en la teta. Qué morro¡”

Yo ni me inmuté. Hice como si no me diese cuenta, como si fuese la teta de otra. Yo estaba encantada.
Me llamó ese mismo día. Y al día siguiente.
Hicimos que los amigos montasen un encuentro sorpresa, que por supuesto no era sorpresa para nadie, ya que todos lo sabíamos. Pero todos nos hacíamos los tontos, qué remedio ¡

Nos liamos esa misma noche. Al fin y al cabo tampoco teníamos edad para andarnos con tonterías, y a los dos nos hacía falta un polvo.

Nuestra historia fue sencilla.
Yo alucinada¡ Iba y venía de Huelva a Sevilla como las locas con el coche, sólo para verlo, sólo para tomar un café, sólo para fumarme un pitillo, sólo para acostarme con él.
Y él me chuleó sin el menor de los esfuerzos, Y yo como sin darme cuenta, para no mosquearme, para no plantearme historias, para no despertar de mi sueño, de mi fantasía, para creerme lo que me parecía. Que para eso era feliz. Que ya hacía mucho tiempo ¡

Me gasté un dineral en copas, en comidas, en gasolina, en hoteles, en drogas,… Podía haberme pagado a un chulo a domicilio, que me follase dos veces al día, y que me hiciera las camas y la comida, y me sale más barato.
Pero no me quejo.
Yo era feliz. Él de alguna forma hacía esfuerzos por compensarme.
Un día, que no quedaba ningún hotel en toda Sevilla, en Semana Santa, nos fuimos hasta Camas, y nos metimos en el motel más cutre de Camas. “Motel Pepito”. La habitación era de pena. Todo era cutre. No había música y le dije que pusiese la tele, que estaba desenchufada y el enchufe daba miedo verlo. Le pegó un calambrazo de muerte, que las chispas llegaron a mí. Soltó el cable de inmediato. Pero volvió a intentarlo con toda la fuerza del mundo. Entre calambrazos, chispas, descargas y pelos de punta,…pero la enchufó. Y lo hizo por mí. Todo lo gratis lo hacía por mí. Y yo eso lo valoro mucho.

Yo me embobaba como una cría, como una adolescente enamorada. Él hacía cualquier cosa, decía cualquier cosa, y yo me meaba de risa, como una tonta. Tonta del coño. Encoñá!
Él es el buen rollo personificado. Buen rollito, buen rollito,… En cuanto no hay buen rollo…desaparece.
Y yo que vengo de mi vida normal: hoy buen rollo, mañana no…como todo el mundo. Pues cambia al chic al buen rollito, y si no lo tienes…te lo inventas…si quieres seguir con la historia. Cuesta un poco, la verdad. Pero tragas y lo haces. Además, al principio te obligas un poco, pero después nada, …de buen rollito. Sale solo y no duele. No es hipocresía, no es una pose. Te crees el buen rollito. Lo haces tuyo.

La verdad es que me enseñó mucho. Me enseñó a disfrutar de la vida, a desinhibirme, a desnudarme sin complejos, a tirar los sujetadores con ballenas, a no agobiarme por problemas que tienen solución, ni por los que no lo tienen, a perder el miedo a la A49, a cogerme el día libre porque sí, porque yo lo valgo, a desprenderme de todo, a fiarme de todo el mundo, a bailar sin música, a ser más abierta, a ser más feliz,…

Y yo lo quiero mucho por eso. Porque al fin y al cabo, lo que cuenta es todo el tiempo en el que te sientes feliz. Aunque sea una felicidad engañada, inventada.

Después me dejó tirada, el maricón ¡ Pero eso sí,…de buen rollito, como sin darse cuenta, como cuando me cogió la teta el primer día.
No decimos “esto ha terminado”, ni decimos “dejemos de vernos”, pero esto ha terminado y dejamos de vernos. Un día quedamos, no aparece, no llama, ni mañana, ni el otro,… y punto.


A los meses me lo encontré. Buen rollito, por supuesto. Abrazo a brazo partío. Me presenta a su exmujer, ya su mujer de nuevo, y a las niñas. Y aquí no ha pasado nada.
Y yo, que había aprendido tanto de él…pues nada. Encantadora. Encantada de verte. Encantada de conoceros. Qué guapa tu mujer, qué monas las niñas. Y aquí no ha pasado nada. Buen rollito.

Hoy nos seguimos viendo. No hemos hablado nunca del tema. No vamos a hablarlo nunca. No tenemos ninguna necesidad. Yo no sé montar escenas. No me salen. Ya no me importa. Ya no me duele.

Incluso casi se olvidó, de tanto olvidarlo, que un día me enamoré de Pocholo. Por lo tanto…buen rollito¡¡

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Nina:
Me acuerdo de cuando te enamoraste de Pocholo hace 2 años, y el año pasado del hippy innombrable, y este año no te veo muy enamorada o no sé si te da miedo, pero te ha venido muy bien el niñato.
Da gusto verte en primavera. Te cambia el carácter, te ries más, no nos metes broncas y todo te parece bien.A ver si algún año la primavera te dura más de 3 meses, guapa. Que tú sin enamorarte y sin sol tienes muy mala leche.Todos rezamos para que sigas enamorándote.
Mil besos de la gente que te aguanta a diario.
Tambien te queremos más en primavera

Anónimo dijo...

Me ha encantado la historia de Pocholo. Es muy tierna.
Me gustas más cuando escribes desde el corazón que desde el despecho.
Un beso