lunes, 11 de junio de 2007

MANÍAS

Siempre he tenido muchas manías. Desde chica. Recuerdo que me daba vergüenza reconocerlas. Pero había un chico que tenía casi las mismas que yo, y me llamaba mucho la atención y me embobaba en él y él en mí y nos sentíamos cómplices en algunos momentos, descubridores malvados de debilidades en otros y descubiertos en todos los demás. Era una sensación extraña.


Una de ellas era patética. Yo iba andando tan tranquila y de repente daba un salto, me agachaba y tocaba el suelo con una mano. No sé explicarlo. No sé por qué me dio por eso en vez de morderme las uñas como todo el mundo. Pero no importa mucho como empezó ni como terminó, menos mal¡, porque ponía en evidencia a todo el que fuera al lado mío.

Lo cierto es que yo creía, que si no hacía eso en ese momento determinado, me moriría o algo así. Siempre he tenido un miedo atroz a la muerte, aun sin tener factores de riesgo, que hoy los tengo, y sobre todo a la muerte súbita, de un infarto, en un accidente de tráfico. Me paraliza sólo el pensarlo.

La manía que recuerdo con más fuerza, quizás porque me duró mucho tiempo, era rezar, mira tú por donde¡, las contradicciones de la vida. Yo que no quería hacer la comunión por si Dios aparecía y se daba cuenta de que no creía en é¡. Siempre las contradicciones me han acompañado en todo momento. Pues eso, que me dio por rezar cada noche al acostarme.

Primero rezaba un Padre Nuestro y un Ave María para que no me pasara nada y no me muriese. Siempre la muerte¡ Después lo amplié a dos, creo que fue en un achaque de mi abuelo, al que adoraba y aun adoro al recordarlo. Y luego, no sé por qué, empecé a rezar por mis padres, mis hermanos, amigos y por mil historias que no recuerdo bien: porque yo sea feliz, porque no se muera fulanito, porque a menganito le guste yo,… yo qué sé¡¡

Lo cierto es que me encontré un día con 50 Padre Nuestros y 50 Ave Marías, y me llevaba más de una hora rezando, muerta de sueño, que me quería morir aun rezando para no morirme, e incluso juro que lloraba por la penitencia que yo misma me había impuesto. Estaba segura que si se me olvidaba rezar por alguien, segurísimo se moría esa misma noche. Es más, yo odiaba con todas mis fuerzas el hecho de que me viniese la regla, y un día que no recé me vino. Eso pensé entonces, harta de rezos que ya no sabía por donde iba. Ahora pensó que recé también por ello y que me vino la regla porque tocaba. Pero entonces no lo sabía y fue como un presagio. Una cosa¡¡¡

Otra de las manías, no sé si la más estúpida, era que si me pegaban una hostia, un pisotón, un puñetazo, un beso, una caricia,… en algún sitio, tenían que darme otro en la otra mitad del cuerpo. Si era en la mejilla derecha, pues en el izquierda. Y así con todo. Y si no te pegaban, que era lo normal, pues me daba yo hasta sentir el mismo dolor o sensación que en el otro hemisferio.


Muchas más en mi colección de manías: contar escalones y losas, ponerme bizca, decir “hasta mañana si Dios quiere” y tener mis hermanos que contestarme con las mismas palabras, beberme un vaso de agua en X tragos, ni uno más ni uno menos, hacer las cosas en un tiempo determinado y exacto, como por ejemplo tardar 12 minutos en llegar desde la parada de autobús hasta el Instituto, o mirar el reloj a las 12:57 y contar hasta que marque las 12:58 sin que te sobre ni un puto segundo,…en fin…esas cosas que son absurdas pero que te obsesionan tanto que te pasas mucho tiempo de tu vida haciéndolas para no morirte. Porque si no te mueres¡ Seguro que sí. Manda cojones¡¡¡

Porque no son obsesiones del tipo de levantarme de la cama para comprobar otra vez que el gas está cerrado o la estufa apagada o la puerta cerrada, o ver si has cerrado el coche o si has puesto el despertador. No, no, no,…Porque eso tiene un sentido, es inseguridad por algo que tienes que hacer y dudas si has hecho. Eso tiene un por qué. Pero decir, pensar: si no me pongo bizca me pasa algo malo, o si no doy 100 pasos de aquí al banco aquel, iguales todos, (que siempre te haces trampas) se muere tu padre,….pues en fin…te crea una angustia importante, porque además piensas que se muere por tu culpa, por no calcular bien los pasos¡


Por suerte no me queda casi ninguna de esas manías. Y el miedo a la muerte se ha vuelto más lejano aun siendo ésta mucho más cercana y probable que antes. Ahora me dicen los que están cerca de mí: si sigues fumando, excediéndote, si no duermes, si no comes, si no haces deporte, si no te cuidas,… vas a enfermar, te vas a morir.

Y yo paso, porque me resulta más fácil pasar, y pienso “si me pongo bizca, y si doy 17 pasos de mi casa hasta el bar, y si me bebo una botella de Barceló en 8 copas de balón, y me fumo un porro en 15 caladas, y si me hago todas la rayas iguales, y si parto todas las pastillas en partes iguales, y si logro adelgazar 3 kilos con 400 kilogramos en una semana, y si me llevo 72 horas sin dormir, y si encima rezo 2 Padres nuestros y dos Ave Marías….entones….Entonces no me muero”.

Y entonces sí me sirven todas las obsesiones y manías que tenía de pequeña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantásticas ilustraciones este apartado de manías !!! sí,sí, también está muy bien tu texto; mucho mejor cuado te retratas tu mo-nina!
La aguela

Anónimo dijo...

Te superas cada día con las ilustraciones, guapo. Eres un artista¡¡ Lanina