La niña pija se sienta en su mesa, rodeada de sus flores de plástico de colores que ensalzan su belleza. Se lima sus uñas mirándolas con orgullo. Se da forma a los bucles de su precioso cabello. Coge su móvil y comienza a caminar por el pasillo mientras habla con su Brando. Y al pasar por la puerta de cristal, en vez de chocarse, como de costumbre, se ve reflejada, y se da cuenta de que ya no es una niña. Hoy cumple 30 años. Cuelga el teléfono a Brando sin despedirse. Y entonces empieza una nueva vida.
Ya no va los fines de semana a Río, si no es de Janeiro. Ya no va al gym, hace la gimnasia en su cama cada noche con un hombre distinto. Ya no tiene vergüenza, la perdió entre las sábanas. Ya no dice “jo” ni “jolines”, dice “joder” y “su puta madre”. Ya no usa la lima para limar sus uñas, usa espaldas sudorosas de placer. Ya no se bucla el pelo y lo recoge con pasadores de plata, lo lleva al viento y le ayuda a volar. Ya no se pone el arnés a juego con las deportivas, ya no necesita arnés para subir más alto y ver al resto del mundo.
Ya no espera nada de Brando, ni espera una boda ni una niña preciosa para ponerle vestiditos. Y entonces, al olvidarse de sus sueños, empieza a soñar, y a vivir los sueños despierta, y todo le sorprende, y todo le hace reir, y se da cuenta de que el mundo a los 30 no se acaba, y que es más joven que antes, y más guapa, y más divertida,…y más feliz.
Y no sabía la niña que la vida puede empezar a los 30.
Felicidades, guapa¡¡
Ya no va los fines de semana a Río, si no es de Janeiro. Ya no va al gym, hace la gimnasia en su cama cada noche con un hombre distinto. Ya no tiene vergüenza, la perdió entre las sábanas. Ya no dice “jo” ni “jolines”, dice “joder” y “su puta madre”. Ya no usa la lima para limar sus uñas, usa espaldas sudorosas de placer. Ya no se bucla el pelo y lo recoge con pasadores de plata, lo lleva al viento y le ayuda a volar. Ya no se pone el arnés a juego con las deportivas, ya no necesita arnés para subir más alto y ver al resto del mundo.
Ya no espera nada de Brando, ni espera una boda ni una niña preciosa para ponerle vestiditos. Y entonces, al olvidarse de sus sueños, empieza a soñar, y a vivir los sueños despierta, y todo le sorprende, y todo le hace reir, y se da cuenta de que el mundo a los 30 no se acaba, y que es más joven que antes, y más guapa, y más divertida,…y más feliz.
Y no sabía la niña que la vida puede empezar a los 30.
Felicidades, guapa¡¡
2 comentarios:
Anda, atista¡¡¡ Sé bueno y cambia la ilustración, bueno...el dibujito, que desentona con el resto
estas están mejor... Un beso.
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