Hoy me da igual y por las borderías que empecé a responder hace ya tiempo, ya nadie se atreve a preguntarme. Ni mi madre, la pobre, que me da por perdida.
Pero me joden las casadas orgullosas de estarlo. Sí, las tías estas que te dicen con toda la mala leche: pobrecita, desgraciada, que estás sola, solterona, nadie te quiere, nadie te aguanta, te vas a morir sola,…y esas cosas. Y si tienen niños es mucho peor, porque eso ya es el no va más. Y si son celosas y no te tienen confianza, porque el marido te mira, o te sonríe, o te invita a una cerveza…ni te cuento las barbaridades que dicen. Porque yo por el hecho de no tener pareja soy la bruja, la puta, que quiere acostarse con todos. Hay que joderse¡
Y es que ellas están casadas. Y pertenecen al grupo de casadas, A la asociación de casadas. Y son la hostia. Se sienten realizadas por haber contraído matrimonio. Da igual si son felices, si están hasta el coño del marido, si él es un hijo de puta y pasa de ella, da igual si tienen un orgasmo o ninguno, si echan un polvo a la semana por cumplir con el sábado sabadete y ni se enteran, si se sienten atrapadas en la casa con los niños, la comida, las camas y esperando a que llegue el hombre de la casa borracho sin ganas de cenar, da igual si él no se da cuenta de si ella fue a la peluquería y se puso las mechas, o si se compró un tanga nuevo, o si tiene los ojos hinchados de llorar. Da igual si son felices o no.
Están casadas y punto. Y tienen un hombre con el que pelearse, con el que follar si el canal 47 les pone, con el que ir a las bodas y a las fiestas familiares, con el que compartir gastos, al que contarle que la vecina del quinto se tira al del tercero B, del que quejarse en los corrillos vecinales porque ronca y tira los calzoncillos al suelo.
Y yo no voy a ser frívola y decir que yo quiero estar sola y que no quiero un hombre en mi vida y que los tíos son todos unos cabrones, y que estoy en la gloria así, y que es lo que quiero. No. Para nada. Eso es mentira.
Están casadas y punto. Y tienen un hombre con el que pelearse, con el que follar si el canal 47 les pone, con el que ir a las bodas y a las fiestas familiares, con el que compartir gastos, al que contarle que la vecina del quinto se tira al del tercero B, del que quejarse en los corrillos vecinales porque ronca y tira los calzoncillos al suelo.
Y yo no voy a ser frívola y decir que yo quiero estar sola y que no quiero un hombre en mi vida y que los tíos son todos unos cabrones, y que estoy en la gloria así, y que es lo que quiero. No. Para nada. Eso es mentira.
Porque yo realmente quiero a un tipo al lado, en mi casa o en la suya, en la nuestra, al que contarle el asco de día que tuve, que me ayude a cambiar las bombillas, que tengo vértigo, que me abra las latas de mermelada, que yo no tengo fuerza, al que abrazarme cada noche, con o sin frío, que me diga “no tengas miedo” cuando lo tenga, que me asegure que todo saldrá bien cuando algo va mal, que me susurre “te quiero” queriéndome, que me “haga el amor” o me folle según me dé el punto romántico o salvaje, con el que ir a pasear por la playa en luna llena, con el que ver una peli los domingos coraje con resaca y con lluvia, que me haga un masaje si me duele la espalda y si no me duele, que me lleve en coche al trabajo cuando me asalta la fobia en el puente sobre el río Odiel, que me diga guapa cuando me siento fea, que me peine cuando estoy medio dormida, que me aguante la cabeza cuando vomito, que llore conmigo cuando las lágrimas sean inevitables, en el que apoyarme cuando me da la lumbalgia mala, que me bese con pasión, con cariño, con ternura, que me acaricie, que me agarre, que me arrope, que me sorprenda con una cena con velas aunque esté fría la sopa, quemado el cordero y caliente el vino, que despierte a mi lado cuando yo despierte, que me espere con la luz encendida y me sonría al verme, que me abrace cuando llegue a casa sin fuerzas, que siembre flores en primavera, que se emborrache conmigo en una fiesta, que me desnude en la escalera, que me suba si me quedo dormida en el sofá, que me enjabone en la ducha, que me seduzca, que me quiera, que muera por mí, que piense en mí, que me escriba mensajitos a media mañana en el curro cuando me duermo en una reunión, que me ame, que me adore… Y que yo sienta lo mismo, lo mismo, exactamente lo mismo que él.
Me ha pasado. Y es maravillosa la sensación. La recuerdo y me pone los pelos de punta. Pero me resulta tan difícil mantener eso en el tiempo. Por mí, por él, porque sí,…porque el amor viene y se va de pronto sin avisar y te deja temblando y sin saber qué hacer, pensando que la vida termina ahí, en ese mismo momento y que más allá no hay nada, y cagándote en el amor, en la dependencia emocional que te crea enamorarte, y `preguntándote qué pasó sin haber pasado nada, y quién tiene la culpa sin culpables, y queriendo recuperar lo perdido.
Y yo quiero sentirme enamorada y vivir todo eso que ya sentí y que es la hostia. No quiero menos, no quiero conformarme con otra cosa, no quiero un amor que no me dé taquicardias, que no me levante del sitio, que no me lleve al éxtasis, que no me mantenga en vilo, que no me haga perder la cabeza, que no me haga dejarlo todo, que no me saque mil sonrisas al día, que no me haga perder el miedo, que no me haga cantar en la ducha, que no me haga escuchar música sin música,…
Y yo quiero sentirme enamorada y vivir todo eso que ya sentí y que es la hostia. No quiero menos, no quiero conformarme con otra cosa, no quiero un amor que no me dé taquicardias, que no me levante del sitio, que no me lleve al éxtasis, que no me mantenga en vilo, que no me haga perder la cabeza, que no me haga dejarlo todo, que no me saque mil sonrisas al día, que no me haga perder el miedo, que no me haga cantar en la ducha, que no me haga escuchar música sin música,…
Y si no tengo eso…no quiero vivir con nadie porque sí, porque me tocó, porque la vida es así, porque el invierno es frío, porque en Navidad te sientes sola, y sin Navidad a veces también, porque es mi marido, porque no es tan malo, porque puede ser peor, porque me da seguridad,…
Si no siento eso, voy a seguir buscando. Enamorarme. Que el desamor hasta ahora siempre me ha compensado. Que amar tan apasionadamente es lo mejor de todo. Y el desamor siempre fue doloroso, y triste, y amargo, y desolador,… pero cicatrizó pronto y bien. Y me dejó buenos recuerdos que hoy me hacen sonreír al recordarlo.
Y mientras tanto, mientras encuentro una de mis medias naranjas, que tengo más de una, que las mitades no son únicas en mi caso, mientras camino por los naranjos de medio mundo, mientras,…en el viaje por la huerta, encuentro naranjas que no encajan del todo, que se aferran a otra media que igual es la suya o igual no, que son distintas a mi mitad, o demasiado iguales para encajar, que son de otra variedad, que son clementinas, blancas, navel,…incluso pomelos y limones que parecen que encajan pero amargan al final,…encuentro naranjas dulces, naranjas sin madurar, naranjas podridas, naranjas solas y en grupo, en el suelo, en los árboles, naranjas mexicanas, valencianas…
Y sigo andando,…pero me paro en las dulces y bebo su jugo y derramo el mío, que igual hasta encontrar otra de donde beber pasa mucho tiempo, y este camino es muy largo y hay muchas naranjas en la huerta que merecen la pena que paremos un rato, que nos conozcamos, que juguemos.
La naranja es mi fruta preferida. El naranja es mi color.
Y sigo andando,…pero me paro en las dulces y bebo su jugo y derramo el mío, que igual hasta encontrar otra de donde beber pasa mucho tiempo, y este camino es muy largo y hay muchas naranjas en la huerta que merecen la pena que paremos un rato, que nos conozcamos, que juguemos.
La naranja es mi fruta preferida. El naranja es mi color.